Edgardo y su equipo habían trabajado mucho y bien en el desarrollo del producto próximo a lanzarse. Se trataba de unos caramelos fuertes de mentol y eucaliptus en un paquete de 10 unidades.

Era realmente un producto muy bueno, concepto innovador, el envoltorio muy atractivo y no se había descuidado ningún detalle. El desarrollo de materiales de exhibición para los distintos puntos de ventas, el spot publicitario, la presentación para principales clientes y mayoristas, todo había estado a la altura y se vivía el preámbulo auspicioso de un gran suceso.

Luego de algunas discusiones sobre la secuencia de lanzamiento, se había optado por hacerlo en tres fases: primero en la capital y alrededores, luego en las tres principales provincias y en el paso final alcanzando el resto del país. El proceso total demoraría unos 6 a 7 meses.

La pauta publicitaria prevista a iniciarse 3 semanas después del lanzamiento, consideraba también esa secuencia.

Las pruebas en los panel test garantizaban una amplia aceptación del producto, el nivel de precio fijado se consideraba el ideal para un producto Premium que abría una nueva categoría, la exhibición del producto y los materiales desarrollados aseguraban la visualización fácil y atractiva del mismo, los canales parecían ávidos de recibir el lanzamiento, la campaña de comunicación estaba al nivel y bien planificada.

En esas instancias, son alertados por un mayorista importante sobre un plan de lanzamiento de similares características que está a punto de ejecutar el principal competidor. Ejercitando un poco de inteligencia comercial, aunque tal vez con algún rezago, Edgardo logra hacerse de información y materiales para evaluar lo que los espera en el mercado.

Reunió a su equipo y relativamente contrariado, pero mostrándose al control de la situación, les resumió que era lo que habían averiguado del competidor y los planes que podrían impactar en su inminente lanzamiento:

  • tenían previsto lanzar una línea de caramelos en 4 sabores diferentes y una presentación similar a la de ellos, tal vez más convencional, menos innovadora;
  • no tenían certeza sobre el nivel de precio, pero podría situarse alrededor de 10% o 15% por debajo; solían ser bastante agresivos en precio;
  • El lanzamiento tendría lugar casi que simultáneamente a nivel nacional por lo que probablemente casi en la mitad del país llegaría antes que ellos;
  • Tenían contratado un ejército de promotoras para acciones en puntos de ventas y merchandising y todo un plan de “trade marketing” como era característica de la empresa que trabajaba mucho en el punto de venta.

Edgardo concluyó con una serie de conceptos centrados en la debilidad del planteo de la competencia; insistió mucho en una estrategia confusa y dijo más o menos textualmente: están confundidos al intentar lanzar 4 sabores de un concepto innovador. Los caramelos fuertes de sabores combinados con base de mentol son un concepto nuevo, llegar con 4 variantes generará confusión en el público y resistencia en los canales. Lo mismo ocurrirá si se sitúan en un rango de precio relativamente bajo. Es claramente un producto premium price insistía Edgardo.

Se abrió el debate y las posiciones variaban entre darle un voto firme de confianza al proyecto tal cual estaba, hasta postergar el lanzamiento y tomarse un plazo para repensar la estrategia.

El exceso de confianza de Edgardo despertaba temores en Lucas, Gerente de Ventas quien era el que en última instancia debería responder por estimaciones de ventas prohijadas desde otro escenario competitivo, desde el confort de un hueco vacante en el mercado, sin un jugador preparado para disputarles con argumentos fuertes el centro de la escena. Y era el clásico rival, no un competidor menor.

En el desarrollo de la reunión por una dinámica habitual en la relación de marketing y la fuerza de ventas, la situación se fue tensando y las posiciones tendieron a polarizarse. Edgardo, Lucas y sus equipos fueron configurando bandos cuasi beligerantes centrando sus argumentos en antípodas: uno defendiendo el proyecto a capa y espada, no cediendo más allá de buscar algún refuerzo adicional a la estrategia, incluso descalificando de alguna manera la iniciativa de la competencia con la “teoría de la confusión”.

Llegados a ese punto y ante la imposibilidad de avanzar, no se vislumbraba una decisión consensuada, acuerdan agendar una reunión con André, gerente general para ponerlo al tanto de la situación y recibir su feedback.

El tema era significativo: se trataba del lanzamiento principal del año y habían colocado en él altas expectativas comerciales y financieras.

Se estaban introduciendo en una nueva categoría de productos muy exitosa en otros mercados y de gran impacto. Un desempeño pobre o medio podía impedir el logro de las metas presupuestales del año y además resignar posiciones ante un competidor clave. Ellos eran líderes pero su competidor era un seguidor cercano.

A última hora se juntan ambos en la oficina de André para rever la situación. Los dos se las habían ingeniado para, previamente, hacer lobby abonando su posición. Bastante prolijamente en forma previa a la reunión, ambos habían encontrado la oportunidad de adelantarle someramente a André el desafío que los convocaba y sus puntos de vista.

Llegados ahí, en una atmósfera de tensa calma, sin mucha concesión a la distensión, Edgardo resumió la situación a André dando inicio al intercambio de ideas y opiniones.

André era un ejecutivo veterano, de dilatada trayectoria en varios países, capaz y muy experimentado, ya en la fase final de su carrera y próximo a su retiro. Tal vez en este último tramo se lo veía algo aburrido y tristón.

No obstante, ambos jóvenes ejecutivos le concedían autoridad, le profesaban estima y sentían respeto por sus conocimientos y trayectoria.

Escuchó atento los hechos y razonamientos de Edgardo intercalando tres o cuatro preguntas. El hombre de marketing insistió copiosamente con su teoría de lo confuso de la estrategia de la competencia, por lo de los 4 sabores, la resistencia de los canales, el lanzamiento nacional, un precio algo bajo para el tipo de producto. Y culminó refrendando “no tengo dudas que están confundidos…”

André asintió con la cabeza y miró a Lucas para ver si quería darle otro punto de vista. Lucas señaló que se ceñía a los hechos que Edgardo había expuesto, pero no acompañaba sus interpretaciones en cuanto a la propuesta de la competencia y su poder de fuego.

OK amigos les dijo el jefe, yo les recomendaría que se junten entre ustedes con sus equipos y rediseñen la estrategia- aquí André hizo una pausa y continuó con mayor énfasis-, como si los confundidos fuéramos nosotros y debemos enfrentar un rival que dispone de un buen arsenal.

Y siguió: nuestro principal competidor nos desafía, se aprestan a concretar una apuesta muy fuerte, nos obligan a superarnos, a estar a la altura, debemos responder como líderes, pero con humildad. Seguramente para mañana vamos a tener mejores herramientas que hoy para encarar este lanzamiento y una vez más, la competencia nos habrá hecho mejores y habrá puesto a prueba nuestra capacidad de reacción y velocidad de respuesta.

No interesa ahora ponernos a discutir si debimos haber reaccionado antes.

No hace falta que les recuerde que acá nos jugamos el resultado del año. Nos vemos mañana a última hora para repasar el nuevo plan les dijo.

Hugo Benedetti
Director de IBF NEGOCIOS

Publicación Oficial
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